Me sonrojo, actúo muy extraño, me
toco las manos, suspiro, río sin razón aparente, juego con mi cabello, solo
espero que Jane no se dé cuenta. Si ella supiera mis sentimientos por Oscar
seguro nuestra amistad moriría irremediablemente.
Hoy, al salir del recreo, me
encontré con él, me quedé observando sus ojos cafés, los hoyuelos de sus
mejillas, su cabello castaño… y entre mi admiración no me fije que se acercaba
a mí.
-Hola Yaneth.
Muda, busco desesperadamente las
palabras en mi mente pero solo logre responder un hola en automático, y creo
que apenas se escuchó.
Allí de pie, mirándonos a los ojos
en el pasillo la tensión entre ambos se hizo evidente, y de nuevo mis labios se
sellan y no soy capaz de decir nada.
-Adiós Yaneth, tengo que ir a
clases- Guiñándome un ojo color café, y se me mueve el mundo olvidando todo lo
que tengo que hacer.
A lo lejos, escucho una voz que
me grita y me despierta, debemos ir a clase. Es Jane.
Ese mismo día al terminar la
jornada, ella me invita a quedarme en su casa para culminar un trabajo de
historia. Agonizo toda la tarde, me sudan las manos y estoy segura que su
invitación se debe a que quiere sacar el tema de mi encuentro con Oscar.
Camino a casa de Jane cono los
nervios de punta y el corazón acelerado, pero para mi sorpresa ella me recibe
de forma natural, así que nos esforzamos y el trabajo nos ocupa buena parte de
la noche, por fin pasadas las doce y recostadas en la cama, reímos y hablamos
de cualquier cosa y en mi interior piensa que fui una tonta por asustarme tanto
por nada, pero Jane súbitamente se sienta en cama y de forma muy seria me dice:
-Tenemos que hablar.
Sabía que esto ocurriría, y antes
de que ella siga yo intento defenderme.
-Jane, no ha ocurrido nada con
Oscar, él me gusta pero no pretendo fallarte, sé que él gusta de ti.
Jane comienza a llorar.
-¿Estás enamorada de Oscar?- Me
dice sollozando –Creí que sentíamos lo mismo, te amo Yaneth.
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